Vemos a menudo libros con aspecto de gastados que no merecen nuestra atención, y resulta que atesoran perlas que brillan y arrojan luz. Así, en la Biblioteca de Villanueva de Córdoba, hace un par de meses tropecé con uno de esos rescatados que me resultan tan interesantes
Porque a menudo –y será fácil comprobarlo en cualquier espacio escénico de los que proliferan en verano aprovechando el fresquito de la noche-, cuando se quiere ofrecer un espectáculo para niños, éste se llena de intenciones que, podríamos denominar “extraartísticas” (doctrinarias, aleccionadoras, “educativas”, pedagógicas...), e incluso se empobrecen lenguaje e intenciones en aras de una sencillez que acaba siendo simplicidad.
Hasta hoy, cuando salía el tema, yo siempre recurría a un cuentecito de Eduardo Galeano titulado El Arte para Niños que es de una contundencia sólo comparable a su sencilla claridad, para hacer ver que ese arte es, o debe ser, otra cosa.
Porque a menudo –y será fácil comprobarlo en cualquier espacio escénico de los que proliferan en verano aprovechando el fresquito de la noche-, cuando se quiere ofrecer un espectáculo para niños, éste se llena de intenciones que, podríamos denominar “extraartísticas” (doctrinarias, aleccionadoras, “educativas”, pedagógicas...), e incluso se empobrecen lenguaje e intenciones en aras de una sencillez que acaba siendo simplicidad.
Hasta hoy, cuando salía el tema, yo siempre recurría a un cuentecito de Eduardo Galeano titulado El Arte para Niños que es de una contundencia sólo comparable a su sencilla claridad, para hacer ver que ese arte es, o debe ser, otra cosa.
Pero este libro que ahora os recomiendo nos expone algunas claves aún más obvias. Y tiene, además, un valor añadido.
Porque reúne un montón de experiencias increíbles tomadas de un taller de teatro hecho por y para niños a finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo pasado.
Para compartirlo y comprender su valor, he pensado que nada mejor que una muestra sencilla pero arrebatadora. La obra que abre la colección, a la cual pertence la ilustración de cabecera y que os transcribo a continuación:
El Niño Solo.
Anónimo, autor de 6 años.
Personajes:
NIÑO
GAVIOTA
Juegos. El niño se fue a la playa porque si que estaba solo y triste.
NIÑO.- Que bonita esta la mar. como brilla y brilla com el reflejo del sol. y los barcos que pasas de puerto a puerto nabegan aciendo pi pi.
Juegos. Una gaviota vuela y se acerca al niño.
GAVIOTA.- porque estas tantriste mirado el mar azul.
NIÑO.- esque me gusta mucho ber pasar a los barcos.
GAVIOTA.- Amitambien me gusta beslos pasar.
El niño se hace amigo de la gaviota y se queda con ella.
Para compartirlo y comprender su valor, he pensado que nada mejor que una muestra sencilla pero arrebatadora. La obra que abre la colección, a la cual pertence la ilustración de cabecera y que os transcribo a continuación:
El Niño Solo.
Anónimo, autor de 6 años.
Personajes:
NIÑO
GAVIOTA
Juegos. El niño se fue a la playa porque si que estaba solo y triste.
NIÑO.- Que bonita esta la mar. como brilla y brilla com el reflejo del sol. y los barcos que pasas de puerto a puerto nabegan aciendo pi pi.
Juegos. Una gaviota vuela y se acerca al niño.
GAVIOTA.- porque estas tantriste mirado el mar azul.
NIÑO.- esque me gusta mucho ber pasar a los barcos.
GAVIOTA.- Amitambien me gusta beslos pasar.
El niño se hace amigo de la gaviota y se queda con ella.
FIN
Pues eso.
(El Ratón del Alba. Antología de teatro infantil.
Carlos L. Aladro. Editora Nacional. Madrid, 1976.)
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