Ya decía en la entrada anterior que había dos libros que aparecerían este otoño con los que tengo una relación muy especial. Éste es el segundo:
Bolobo es, para mí, otro personaje de esos que, nada más aparecer en una de mis hojas de trabajo diario, me enganchó enseguida. Muy pronto empezó a moverse con fluidez entre las ramas, planteando relaciones con aquellos que tenía alrededor. Relaciones que eran en sí mismas el núcleo interesante que propiciaba la aparición del argumento para una buena historia, con un tema que quería abordar desde hacía tiempo y que, por fin, encontraba al protagonista idóneo para hacerlo.
Al mismo tiempo, me ofrecía la posibilidad de ahondar un poco más que en otros libros en el modo en que la imagen y el texto construyen un relato a base de huecos que el lector debe rellenar cada vez que pasa una página. Porque lo importante de esta historia, estriba en cómo miramos alrededor y en qué pensamos sobre ello. Y justo eso quería que hiciese también el lector.
Técnicamente, también planteé un pequeño reto al hilo de las características del protagonista: si parecía haber límites en él, también los habría en el modo de realizar las ilustraciones. De modo que elegí una paleta de color muy limitada -solo los cinco colores que podéis ver abajo- a partir de la cual tendría que intentar sacar la mayor riqueza posible.
Como siempre que se hace algo así, espero que esta obra llegue a vuestras manos, a vuestros ojos y os haga pensar un poco, plantearos alguna cuestión de un modo diferente, mientras la disfrutáis con una sonrisa.
(Si queréis ver algunas imágenes del libro, podéis mirar en el apartado de "Mis Libros". Y si queréis más información, podéis pinchar en este enlace, que es el de la editorial Milrazones: http://www.milrazon.es/Libros/Bolobo-castellano-Nono-Granero.aspx).