Uno ya sabía que en el Museo Arqueológico de Úbeda había piezas de cerámica, pequeños exvotos, algunos huesos, utensilios muy antiguos a medio desgastar y toda clase de objetos cargados con cientos de años y con kilos de historia.
Lo que uno no imaginaba hace un par de años es que, además de todo eso, el Museo estuviera tan vivo.
Ya pude comprobarlo en Diciembre de 2008, en cuatro citas inolvidables en las que me reuní con un buen montón de personas que vinieron a conocer cuentos y a visitar, ya por primera vez, ya por enésima, este edificio tan particular. Allí descubrí un público, de todas las edades, con una habilidad increíble para escuchar, en ese ambiente cálido rodeado de piedra.
Y este año, todos los domingos de este mes de Diciembre, nos estamos reencontrando de nuevo. En torno al hallazgo de un pequeño diario desgastado, escrito por un extraño paleoarqüentólogo del que antes no teníamos noticia, llamado Ramón del Mar Ruiz Seoane, volvemos a convocar historias de todo tiempo, con todo tipo de personajes y avatares. Y cada día resulta más placentero llegar a esa cita y compartir sonrisas, inquietudes, peripecias y palabras, con quienes alientan y empujan estas historias con su sano deseo de escuchar.
Quisiera desde aquí, brevemente, dar las gracias a esta parroquia infatigable, que me obliga cada domingo a buscar la palabra justa y la mejor historia. Si este oficio fue alguna vez placentero, no cabe duda de que se debe a orejas y corazones como los suyos.
Quién nos iba a decir que este Museo contuviera semejante hallazgo.
Somos jorge y carmen no nos heos perdido ni un solo domingo de diciembre con tus cuentos. Nos a gustado mucho y te agradecems que pongas toda tu imaginación y todo tu esfuerzo para conectar con el publico y por dedicarnos tu tiempo a hacer felices a los demas. Te esperamosel año que viene gracias.
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